miércoles, 14 de junio de 2017

¿Conoce usted la leyenda de Canimao?

La escultura está situada en la Via Blanca.
La escultora  Rita Longa hizo su último regalo a los matanceros con la escultura conocida como La leyenda del Canimao, realizada en 1995 con material de cobre y  una altura de siete metros.
En esta provincia se atesoran esculturas que reflejan algunas de sus historias y leyendas...
La escultora  Rita Longa hizo su último regalo a los matanceros con la escultura conocida como La leyenda del Canimao, realizada en 1995 con material de cobre y  una altura de siete metros.
La misma está emplazada en la Vía Blanca frente a la Universidad de Matanzas.
La obra hecha en bronce recrea la leyenda de que en el poblado aborigen de Yucayo, exactamente donde nació la ciudad de Matanzas, vivía Cibayara, hija del cacique Baguanao. Ella sostenía amores con el guerrero Canimao, pero la felicidad de la pareja desapareció al enfermar gravemente la joven .
Hecha en bronce por Rita Longaen 1995.
Nadie conocía cómo curarla, y el amante acudió ante el sacerdote, el behíque Macaorí, para que los socorriera. Para su sorpresa, éste ya lo aguardaba. Le comunicó que Cibayara viviría y sería su esposa, pero que por ello debía pagar un precio al dios Bagua.
Ante la imagen de piedra de la deidad, Canimao juró dar su vida por la salud de la amada. Y de inmediato la enferma volvió a reír. Lo que no conocía es que había sido curada porque de ella nacería un hombre que en el futuro haría dormir , hecha piedra, a una mujer que mataba por amor.
Canimao y Cibayara se casaron, y festejaron que en ella creciera una semilla de hombre que sería varón, porque así lo había anunciado el behíque Macaorí. Pero el joven no olvidaba que debía cumplir su promesa al dios Bagua.
Una noche huyó de la aldea, dirigió su canoa hacia el centro del río Jibacabuya –hoy Canímar–, y de pie, lentamente, levantó su mano armada con un puñal y cayó a las aguas con el pecho abierto.
Cibayara y su pequeño Guacumao iban cada tarde a depositar flores ante el río que cambió desde entonces su nombre por Canimao, y que por una falsa interpretación de los colonizadores españoles pasó a nombrarse Canímar.

Esta leyenda da origen a otra conocida como Las dos Piedras cuyo tema daría continuidad a la de Canimao. Tema para otro fotorreportaje que depende de un fotógrafo submarino porque las dos piedras están sumergidas en Punta de Maya.





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