lunes, 18 de enero de 2021

Crónicas de una ciudad: Matanzas y sus esculturas ambientales.

Vivir en una ciudad “maravillosa” como Matanzas es un privilegio que pocos reconocen aunque muchos disfrutan sin apenas darse cuenta de donde están o lo que viven.

Por qué pienso así es una historia tan larga como los años que tengo y he disfrutado dentro de “MI” maravillosa ciudad de puentes, poetas ríos y playas que hacen el paraíso de mis sueños.

Ser periodista me  confiere la posibilidad de adentrarme en su historia, hechos importantes y cultura sin par. Pero también ser protagonista de hechos histórico culturales que con el paso del tiempo muchos han olvidado pero, apenas una invitación amarillenta, un programa de mano o una foto, avivan nuestros conocimientos o recuerdos de vida...

Les comento que hace unos días estaba limpiando mi biblioteca y organizando muchos de mis libros. De pronto, de uno de ellos salió un folleto que avivó mis recuerdos de forma increíble.

Sí, porque trajo a mi memoria los días gloriosos de las esculturas ambientales, el terraplén y lo convulso de una ciudad que se preparaba para festejar el décimo aniversario de la constitución de los Órganos del Poder Popular en el país.

Su importancia: muy simple, la experiencia de las nuevas formas de gobierno se iniciaron en la provincia yumurina y el éxito de la tarea llevó a extenderla a todo el territorio nacional.

Así fue que por esa época el Consejo para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y  Ambiental (CODEMA) de la ciudad de Matanzas, convocó a escultores de todo el país al homenajear la nueva forma de gobierno iniciada en Cuba.

Muchos respondieron al llamado y Rita Longa presidenta de CODEMA en esa fecha y recuerdo que vio con muy buena vibra el evento.

Ella asesoró todo el plan concebido para festejar los 10 años del gobierno popular  y se garantizó que artistas matanceros, de la capital habanera, de Santiago de Cuba, o cualquier otro territorio del universo cubano pudieran asistir y trabajar en el proyecto.

Así hoy, 36 años después, -- y aunque en ocasiones he criticado en mis trabajos el maltrato de entidades, organismos y personas-- cuando usted camina por la ciudad puede admirar esculturas ambientales que embellecen su entorno.

Quizás por eso me  motiva nuevamente a hacer estas  pequeñas crónicas o relatos de su importancia, surgimiento, artista y arquitectos, que nos regalaron estas esculturas que perduran en el tiempo.

Les aclaro que durante los meses que duró la convocatoria se trabajó mancomunadamente  entre escultores  y arquitectos.

El objetivo:  integrar las obras al entorno urbano de la mejor forma posible de acuerdo a la concepción artística de cada una de ellas ya que fueron creadas según el entorno donde se emplazarían.

Obras realizadas y emplazadas.

Once de las más importantes fueron emplazadas en esa fecha y otras después pero les haré una biografía de cada una en estas crónicas.

Comienzo por las obras hechas por el artista Eliseo Valdés Erutes habanero de nacimiento que gusta del entorno matancero.

Él trabajó junto al arquitecto Oscar García en dos obras  monumentales que se conserva en la ciudad.

una de ellas, creo no hay matancero o visitantes que guste del deporte, no la haya visto pues está ubicada en las áreas del estadio Victoria de Girón y su título entonces fue “Cúspide” o “Variaciones del Cubo”.

Consiste en varias planchas de metal soldadas, hormigón armado y pintura.

Una columna sostiene un módulo cúbico elaborado con una gran unidad estructural y fuerza.

Al fondo de su ubicación se ve la pizarra del moderno estadio.

La otra escultura titulada “columna infinita” o “Ascenso” , está ubicada frente al parque René Fraga en la intersección de las calles Milanés y Contreras cuando se entrelaza con la  carretera central que baja desde el hospital Faustino Pérez.

Esta Columna infinita o Ascenso como reza en el currículo de obras del escultor Valdés Erutes, se realizó con planchas metálicas soldadas y pintadas. Su significado insiste en una proyección de elementos geométricos que pueden superponerse hasta lo inimaginable.

El arquitecto Oscar García tuvo a su cargo la instalación de la obra de Valdés cuyo tamaño mide tres metros de alto por cero coma 60 de ancho.

A pesar de las inclemencias del tiempo, y la falta de atención debida a este monumento de la ciudad, la columna infinita se mantiene firme y erguida como un homenaje eterno a ese poder del pueblo que la inspiró.

Con este pequeño intento de crónica de mis maravillosa ciudad  les embullo a continuar viento lo que pienso les interés mientras estemos en confinamiento de pandemia en bien de nuestra salud.