El territorio de Los Arabos festeja los
90 años de su fundación como municipio
con disímiles actividades que incluyen la renovación de su visualidad a través
de las pinturas murales y decorativas de sus artistas de la plástica y el
desarrollo de la semana de la cultura arabense.
Los Arabos, debe su nombre a un
singular árbol --que no muchos conocen actualmente-- y forma parte del ideario
artístico de Juan Alberto Díaz Rodríguez, pintor autodidacta que prefiere
reflejar la naturaleza en todas sus obras.
De carácter afable y con el actuar
característico del hombre de campo, confiesa que ama su municipio y poblado y
jamás ha pensado abandonarlo a pesar de que sus obras tienen mucha aceptación
en Cuba y otros países del continente.
Disímiles premios y solvencia económica
por la venta de sus pinturas no le llenan la cabeza de ilusiones baldías y
protege su creatividad con el apego al trabajo diario --aunque sea sólo un par
de horas cuando no 10 ó 12-- si tiene las musas de la inspiración junto a su
mano.
Para festejar el aniversario 90 de la
creación del municipio de los Arabos,
hizo varias obras para ambientar el recinto donde se realizaría la Asamblea
Solemne del Poder Popular por la efeméride y la casa de cultura donde se haría
la gala homenaje.
La fuerza del color y la viveza del
paisaje tal cual lo ve e imagina favorecen sus trazos que según confesó forman
parte de un proceso que va desde la fotografía al lienzo.
Sus pinturas tienen un contenido
ambientalista pues piensa que la naturaleza es la madre superior que todo lo
crea y es imprescindible cuidarla de ahí que cuadros como “La Tierra Prometida”
le satisfagan al punto de no querer prescindir de él por mucho dinero que le
hayan ofrecido.
En estos momentos Díaz Rodríguez
prepara una exposición de pequeño formato para una galería en Los Estados
Unidos en los próximos meses y otra de mayor formato y envergadura para exponer
en Costa Rica el próximo año.
Le dejo luego de mostrar la última
edición de una revista costarricense donde acaban de publicar un especial con
él.
He aquí una muestra de que el arte
verdadero puede estar en cualquier parte no solo en los círculos de las grandes
capitales.
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