Las escuelas de arte preparan a jóvenes talentos que, ya sea por
herencia familiar o gusto y vocación, se destacan en las distintas
manifestaciones…
Este es Diego, lo conocí justo al nacer; y desde pequeño he visto su
desarrollo artístico que le llevó a ingresar en la escuela vocacional de artes
de Matanzas y hoy le veo en una de sus
interpretaciones con el aplomo que da la seriedad y responsabilidad de
su gusto por las artes y en especial la música.
Hay quienes pueden pensar que lo heredó de su madre: Ileana, la narradora oral que está orgullosa porque su familia – su otro hijo Nelsito también estudia en el ISA— forma parte de los talentos artísticos de la provincia.
Segura estoy que Dieguito llegará lejos, ese es el compromiso que
tiene consigo mismo y con esa guitarra que un día le ofreció su padre – ausente
hoy pero presente siempre.
Perdonen, no les he dicho que Diego es el hijo menor de un amigo
entrañable, alguien que Cuba entera conoció… Su nombre: Nelson Barrera
Rodríguez; periodista corresponsal del sistema informativo de la televisión
cubana que falleció hace poco más de un lustro en un trágico accidente
automovilístico en la República de Bolivia, cuando casi terminaba exitosamente
su misión laboral…
Se lo mucho que le hubiera gustado estar en esta presentación de
Diego. Pero lo sentí, presente allí, esa hermosa noche en el museo Palacio de Junco.
Eso me inspiró a escribir estas líneas en su memoria.
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