La
vida es muy bonita e interesante no sólo por el hecho de vivirla sino por
conocer la forma en que la pueden vivir los seres que te rodean.
Hace prácticamente
dos años publiqué en esta página la alegría de mi nieto y de toda la familia
porque Brian Ariel—así se llama—comenzaba su período lectivo por el preescolar.
El
pasado año al entrar en el primer grado hubo otra alegría aquél ocho de octubre,
cuando recibió la pañoleta de pionero y en tiempo real su padre supo paso a
paso lo que estaba sucediendo en ese momento con su hijo.
Ahora,
acaba de recibir el diploma de Ya sé leer, escribir y calcular; que aunque
pudiera parecer insignificante para muchos para los cubanos eso significa que
comienza un camino de oportunidades en su vida a pesar de las dificultades que
desde hace más de medio siglo se enfrentan gracias al bloqueo estadounidense.
Mi
nieto ---y yo como la primera---, estamos muy contentos porque ya puede leer
solo sus libritos de cuentos, sentarse en la computadora y leer los mensajes
que manda su papá en Facebook y contestárselos.
Pero
sobre todo lo que más me impresiona es los deseos que tiene de aprender cosas
nuevas. No le interesa tanto jugar en la computadora a los juegos guerreristas
o impropios de los niños de su edad, sin embargo le interesa mucho más el de
Quiero ser millonario.
-- ¿Por
qué te gusta tanto ese juego? --le
pregunté.
Su
respuesta me paralizó.
--Abuela
porque ahí me entero de muchas cosas que no sé…
De cuantas vueltas da el sol o la luna, de cuando empezaron las guerras
mundiales o de que cosa es la pirámide o donde están los ríos de Europa y donde vive mi papá…
La
respuesta me paralizó pero me percaté de que la influencia familiar es
imprescindible en el quehacer de los infantes. Él no vive conmigo, pero casi
todos los fines de semana yo lo traigo para mi casa y ve como yo a pesar de mis
65 años estudio, leo libros y como es lógico me imita.
La
educación en Cuba es gratuita desde prácticamente el triunfo de la revolución,
por eso me incomoda que algunas personas desaprovechen la oportunidad de
estudiar por mera haraganería o porque “no soy inteligente”.
No se
nace inteligente o bruto, se logra lo que se quiere con esfuerzo y voluntad,
mucho estudio y dedicación.
Espero
que el embullo de mi nieto por los estudios no decaiga. Habrá que trabajar
mucho para ello en la familia. Estoy dispuesta al reto. Hasta ahora se ve que
él es inteligente y le gusta aprender.
Felicidades
Brian Ariel, ya sales leer, escribir y calcular. El mundo comienza a ser tuyo. No
te desanimes. Lucha por él.
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