jueves, 13 de julio de 2017

La alegría de saber.



La vida es muy bonita e interesante no sólo por el hecho de vivirla sino por conocer la forma en que la pueden vivir los seres que te rodean.

Hace prácticamente dos años publiqué en esta página la alegría de mi nieto y de toda la familia porque Brian Ariel—así se llama—comenzaba su período lectivo por el preescolar.

 El pasado año al entrar en el primer grado hubo otra alegría aquél ocho de octubre, cuando recibió la pañoleta de pionero y en tiempo real su padre supo paso a paso lo que estaba sucediendo en ese momento con su hijo.

Ahora, acaba de recibir el diploma de Ya sé leer, escribir y calcular; que aunque pudiera parecer insignificante para muchos para los cubanos eso significa que comienza un camino de oportunidades en su vida a pesar de las dificultades que desde hace más de medio siglo se enfrentan gracias al bloqueo estadounidense.

Mi nieto ---y yo como la primera---, estamos muy contentos porque ya puede leer solo sus libritos de cuentos, sentarse en la computadora y leer los mensajes que manda su papá en Facebook y contestárselos.

Pero sobre todo lo que más me impresiona es los deseos que tiene de aprender cosas nuevas. No le interesa tanto jugar en la computadora a los juegos guerreristas o impropios de los niños de su edad, sin embargo le interesa mucho más el de Quiero ser millonario.

-- ¿Por qué te gusta tanto ese juego?  --le pregunté.
 Su respuesta me paralizó.

--Abuela porque ahí me entero de muchas cosas que no sé…  De cuantas vueltas da el sol o la luna, de cuando empezaron las guerras mundiales o de que cosa es la pirámide o donde están los ríos  de Europa y donde vive mi papá…

La respuesta me paralizó pero me percaté de que la influencia familiar es imprescindible en el quehacer de los infantes. Él no vive conmigo, pero casi todos los fines de semana yo lo traigo para mi casa y ve como yo a pesar de mis 65 años estudio, leo libros y como es lógico me imita.

La educación en Cuba es gratuita desde prácticamente el triunfo de la revolución, por eso me incomoda que algunas personas desaprovechen la oportunidad de estudiar por mera haraganería o porque “no soy inteligente”.

No se nace inteligente o bruto, se logra lo que se quiere con esfuerzo y voluntad, mucho estudio y dedicación.

Espero que el embullo de mi nieto por los estudios no decaiga. Habrá que trabajar mucho para ello en la familia. Estoy dispuesta al reto. Hasta ahora se ve que él es inteligente y le gusta aprender.

Felicidades Brian Ariel, ya sales leer, escribir y calcular. El mundo comienza a ser tuyo. No te desanimes. Lucha por él.


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