domingo, 26 de agosto de 2012

Una Burundanga con canciones y títeres


Cartel del diseñador Zenén Calero para el  proximo estreno de Teatro de las Estaciones.
Los títeres, desde su origen, nunca fueron un arte exclusivo del universo infantil, los adultos se sumaban a la magia de las figuras en las plazas, mercados y tabernas en igualdad de condiciones que los niños. Cuba ha tenido momentos de oro en este segmento del retablo dedicado a los espectadores con mayoría de edad y también un silencio respecto a este género demasiado largo. De manera indistinta se han producido espectáculos de este corte por grupos como el Teatro Nacional de Guiñol (a quien corresponden las mayores glorias por todo lo realizado entre 1962 y 1971, con los Camejo y Carril al frente de la agrupación, luego se retomó esta modalidad por los directores Modesto Centeno, Roberto Fernández y Armando Morales, entre otros), el Teatro de Muñecos de La Habana, el Guiñol de Camagüey, el Guiñol de Matanzas y el actual Papalote, el grupo Los cuenteros, el Guiñol de Holguín, la Compañía de Marionetas Hilos Mágicos, recientemente Teatro de Las Estaciones, el Guiñol de Guantánamo y el Teatro Océano, entre otros colectivos interesados en decir lo suyo para adultos a través del misterio inatrapable de los muñecos. Una acción a favor de esta forma escénica, fue sin dudas la celebración de la 1ra Bacanal de Títeres para Adultos, realizada el pasado marzo en La Habana. En esta fiesta teatral se leyó el texto Burundanga, original del dramaturgo Luis Enrique Valdés Duarte, defendido por las actrices Sara Miyares y Maribel García Garzón, del Teatro de Muñecos Okantomí, con dirección artística de Rubén Darío Salazar.
De la lectura a la escena, Burundanga se convirtió en un proyecto a representar en una coproducción entre el mencionado Teatro de Muñecos Okantomí y Las Estaciones matanceras. La canción de Oscar Muñoz Bouffartique, que le hiciera ganar un disco de oro a la gran Celia Cruz en 1957, es el motivo que desata la fábula dramática. La  cantante gitana Lola Flores es requerida por la cubana para grabar a dúo dicho tema en Nueva York  y al no entender la jerezana de que trata la letra la habanera le explica, hasta que se dan cuenta de que esta guaracha pegajosa está ligada a la vida de ellas dos. Es en esa ficción donde la imaginación del dramaturgo enrumba por un camino lleno de ironías, detalles reales de las biografías de ambas divas, personajes típicos de Cuba y España, nostalgias, confesiones y desencuentros.
Con diseños de Zenén Calero, coreografía de Liliam Padrón, asesoría en la animación de Pedro Valdés Piña, asistencia de dirección de Guillermo Pérez Veranes, puesta en escena de Darío Salazar, más el apoyo de un equipo de realizadores y colegas, Sarita como Celia y Maribel como Lola contarán este lío para actrices y muñecos de Valdés Duarte, con marottes, títeres de mesa, planos, de guantes y de varillas. Canciones del repertorio de ambas divas serán escuchadas como parte del montaje previsto para estrenarse en los primeros días del mes de octubre en la Sala Adolfo Llauradó de la capital.
El pre-estreno, será a finales de septiembre en la propia ciudad de Matanzas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario