jueves, 12 de octubre de 2017

Homenaje al cantante lírico Gustavo Álvarez, fallecido este lunes en Matanzas.


Un sentido homenaje al cantante lírico Gustavo Álvarez se tributó en la sala José White donde muchas veces dejó escuchar su potente voz de barítono, muy aplaudida tanto en Cuba como en disímiles países de los tres continentes.
Gustavo deja una honda huella en sus contemporáneos y en las nuevas generaciones de cantantes no sólo por su magisterio y sus dotes artístico musicales sino por la calidad humana y el virtuoso camarada en todos los tiempos fueran mejores o peores.
Por eso no es de extrañar que quienes asistimos al homenaje hecho por el grupo lirico A tempo Clásico donde varios oradores contaron anécdotas y se dejara escuchar una grabación de sus melodías preferidas interpretadas a la perfección, arrancaran una gran ovación, como ésas que siempre arrancó al público para el que gustaba trabajar el guajiro Gustavo Álvarez. Esa fue la despedida.
Dejó de existir físicamente ése amigo de la música, profesor de nuevas generaciones y defensor a ultranza del arte lírico que durante más cinco décadas compartió en el teatro Lírico Nacional, en el Lirico de Matanzas y en disimiles agrupaciones de Italia y Colombia por sólo mencionar algunas.  
Hacía algún tiempo que decidió dejar de cantar –por jubilación y momento oportuno, decía, -- pero como siempre asistía a tertulias y actividades culturales, en no pocas ocasiones tuvo que volver a hacerlo a petición de su público.
Lo recordaré siempre jovial en franca actitud amistosa con la prensa --a pesar de que no le gustaba ser entrevistado,-- y no olvido su promesa de arreglar mi reloj cucu;  que ya no podrá por mi pereza en llevárselo. Es que su hobby era ser relojero.
El tiempo le jugó una mala pasada pero ese mismo tiempo lo ha hecho entrar en la historia.

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