El próximo 23 de marzo se conmemora el
bicentenario del natalicio de la poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda y, luego
de muchos avatares, al fin se erigirá en Cuba el primer monumento escultórico a
su memoria.
Cuenta la historia, --caprichosa cual
la vida— que la camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda vivió en Matanzas
parte de su mejor tiempo literario y social en elsiglo XIX .
Quizás por azar, 200 años después de su natalicio, otro camagüeyano que ha realizado sus mejores sueños en esta ciudad de ríos y puentes, concretó al fin una escultura –la primera en Cuba- realizada en honor a su figura de mujer adelantada a su tiempo.
Quizás por azar, 200 años después de su natalicio, otro camagüeyano que ha realizado sus mejores sueños en esta ciudad de ríos y puentes, concretó al fin una escultura –la primera en Cuba- realizada en honor a su figura de mujer adelantada a su tiempo.
Sergio Roque Ruano, soñó hace más de 30
años con hacer la escultura de la Avellaneda mientras estudiaba en la antigua
Unión Soviética para hacerse máster en Bellas Artes en la Academia de esa
especialidad en Kiev.
La Avellaneda fue el proyecto escultórico
de su Tesis que hoy es una realidad.
---“Desde el momento en que me gradué
yo quería traerla a Cuba y pasé mucho trabajo para traerla. La enhuacalé, y la
trasladé a Leningrado y para poder traerla tuve que venir en un barco de carga.”
Agregó Roque que luego de tenerla en diferentes
locaciones con la esperanza de poder --al fin-- realizar la escultura, los
moldes fueron conservados y enviados en Santiago de Cuba a la fundación Caguayo
del maestro Alberto Lescay y dijo estar
“muy satisfecho” con el excelente trabajo realizado en el vaciado de la
escultura.
--“Estoy muy feliz de que se emplace
en la Avenida que lleva el nombre de la Avellaneda allá en Camagüey” agregó
Roque Ruano.
La escultura fundida en Santiago de
Cuba será emplazada en una plazoleta que lleva el nombre de la poetisa en la
muy cerca de su casa natal y del teatro Avellaneda.
Sergio Roque siente que ha saldado una
deuda con su provincia natal y con la que, al igual que a la Avellaneda entre
los años 1861 y 1863 del siglo 19, le acogió como hijo adoptivo y hoy refuerza
sus raíces para enriquecer su probada cubanía.
La peregrina termina su peregrinar. La
Tula tiene ya su monumento gracias al empeño de quienes buscan reconocer y dar Honor
a quien honor Merece como dijo el apóstol José Martí.
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