Ultima foto con Roita en Matanzas, el en teatro Velasco. |
Estaba con su esposo Armando Bianchi y aunque de lejos me fascinó el porte y presencia de ambos.
Me
impresionó mucho su hermosa cabellera y la serenidad de su bello rostro a pesar
de ser una mujer con más de cinco décadas de vida.
Una
vez graduada en 1973 me fui a trabajar en Matanzas y la prerrogativa de ser periodista
me ofreció la posibilidad de conversar con ella en múltiples ocasiones, entrevistas
incluidas.
La
primera vez fue luego de un espectáculo en el teatro Sauto, pidió aguardarla
una vez terminada la función y que gustosa nos atendería. Gentil y muy
agradable contestó todas las preguntas. Desde entonces me agradó mucho.
La
recuerdo en la inauguración de aquélla habitación de un hotel en Varadero que dedicada
a su persona con sus trajes fotos y objetos personales.
O
en el museo palacio de Junco como invitada especial al programa cultural invitación
entre puentes que conducido por Fernando Rodríguez Sosa pude grabar
completamente para inmortalizarla en la TV yumurina y hoy aún se conserva.
Su
última aparición en Matanzas fue cuando trajo el grupo Mejunje, una obra a ella
dedicada y se presentó en el teatro Velasco.
La obra en cuestión fue: Rosita Fornés, Mi Monólogo
Interior, que estrenada en junio del 2012 en la capital del país llegó
a Matanzas para festejar los 74 años de vida artística de la vedette más
popular y cubana de todos los tiempos.
Allí
también anunció su próximo disco y fue la última vez que la entrevisté.
Ya
muy mayor casi ni podía subir al escenario pero esa voluntad de subir a
agradecer a su público la hicieron parecer una bella gacela.
Hubo
otras muchas ocasiones como cuando vino al homenaje hecho a Carilda en uno de
sus cumpleaños, o cuando vino a festivales en Varadero. Según me confesó en una
de las entrevistas ella tenía una predilección especial por esta ciudad de
puentes, ríos y poetas.
Carilda,
Rosita y Alicia cada una en su género fueron artistas que dieron gran prestigio
a Cuba de forma universal y todas sobrepasaron las nueve décadas de vida.
Privilegio
que pude compartir con todas y que me aportaron valiosísimas experiencias de
vida y profesionalidad.
Gracias
a todas por permitirme haber compartido algunos momentos con esta humilde “aprendiz
de periodista” que gusta de la cultura y el arte que profesaron.