sábado, 26 de noviembre de 2016

Gracias por todo, Fidel…

La noticia me llegó en una llamada telefónica bien entrada la media noche. Entre soñolienta y medio despierta no puedo decir que me sorprendiera, es un ser humano longevo, pero confieso que no por esperada fue menos sobrecogedora.
Supe de su existencia cuando con seis o siete años en el solar donde vivía mi familia había quienes escuchaban la radio rebelde, muy bajito, en lo último del patio.
Luego el triunfo, la alegría del barrio y las caravanas de barbudos pasando por la esquina de medio o milanés según  mis recuerdos.
Mi madre lo vio en la playa de Varadero en una ocasión y contaba que se puso tan contenta que lo abrazó y le tumbó el tabaco que fumaba en ese momento.
Con todas esas vivencias me fui a alfabetizar en las brigadas Conrado Benítez y el día 22 de diciembre lo vi de lejos en la tribuna haciendo aquel gran discurso. Luego cuando la muerte del Ché en la velada solemne mientras estaba en becas haciendo el preuniversitario nos llevaron a la plaza de la revolución a oír su discurso y también lo pude ver un poco más de cerca.
Una vez en la universidad a finales de los años 60 y principios de 1970 lo pude ver casi a mi lado cuando en la plaza cadena y en la portezuela de su jeep hablaba y explicaba un sinnúmero de problemas a los futuros graduados universitarios.
Todo ello me llenaba de orgullo. Yo era una de las elegidas que podía preciarse de haber visto a Fidel de cerca pero la vida me deparaba aún  una sorpresa mayor.
  Fue en la rememoración de la marcha de las antorchas de 1973, aquél 27 de enero vísperas del aniversario del natalicio de José Martí.
Estaba yo en uno de las escaleras que da al rectorado esperando se iniciara la marcha con varias amigas y de pronto a nuestras espaldas una voz potente y muy amable nos saludaba y preguntaba si éramos estudiantes universitarias.
La inconfundible voz nos hizo voltearnos al unísono y confieso que la sorpresa se llevó nuestras voces un instante.
Él, amable y conocedor de lo que impresionaba su presencia a cualquier mortal, trató de convencernos de que era real y preguntó en cual carrera estudiábamos.
Yo respondí la primera: alumna del último año de periodismo y él velozmente y por mi altísima estatura --nunca más alta que él pero si casi igual,-- 
Indagó si practicaba algún deporte y cual..
Yo tímidamente respondí que baloncesto en la posición de pívot y él hizo algunas consideraciones sobre ese deporte y recomendó practicarlo sistemáticamente para llegar a la excelencia.
Hizo iguales preguntas a mis colegas y a la señal de que se iniciaba la marcha nos convidó a acompañarlo y bajamos juntos al primer descanso de la escalinata donde esperaban Raúl Castro, Ángela Davis y otros dirigentes de la revolución y la FEU.
Las fotos están en la portada de la revista Bohemia de ese ano. Yo la simple estudiante con una blusa verde y una cinta azul en la cabeza baje la escalinata con todos ellos. Así era él.
La experiencia marcó mi vida personal y profesional del futuro pues como periodista tuve un muchas oportunidades de estar a su lado ya fuera en el tercer congreso de la UPEC, cuando algún que otro huracán llegaba y azotaba duramente a Matanzas o cuando se comenzó a inaugurar la construcción de hoteles con capital mixto. Y para sorpresa mía siempre me saludo y recordó a la periodista que una vez siendo estudiante conversó brevemente con él.
A Fidel le agradezco que me enseñó a valorar mi condición de mujer, mestiza y capaz de expresar mis propias convicciones sin que nadie me indujera al conformismo o a la tolerancia a lo mal hecho. Me enseñó el valor de las palabras solidaridad, educación y esa frace del poema martiano "...sin patria pero sin amo".  Y se lo agradezco. Gracias Fidel tu enseñanza y --con perfecciones o no--  tu vida digna es ejemplo para todos.




viernes, 4 de noviembre de 2016

Lente titiritero, el último click 
Por: Rubén Darío Salazar
Hace unos días supe por boca del propio Julio César García, creador del boletín fotográfico Lente titiritero, que la edición número ocho, la más reciente de esta singular publicación sería la última.  Aunque me estremeció la noticia, no me tomó de sorpresa, sucede esto con frecuencia en proyectos donde el amor al arte no es suficiente para sobrevivir.
Lente titiritero  nació con la clara idea de convertirse en un espacio físico y virtual que promoviera desde la fotografía el teatro de títeres que se hace en Cuba, sin olvidar su intercambio con el mundo. Durante dos años ha visto la luz  gracias al apoyo de un grupo de amigos, más un fuerte desprendimiento  personal por parte del propio Julio y últimamente con el sustento del Consejo Provincial de las Artes Escénicas y la Asociación Hermanos Saiz  de Matanzas.
No ha sido el realce de la obra fotográfica personal del fundador de Lente…lo que ha primado en cada salida, sí la defensa y protección de un segmento fundamental de la cultura nacional, el universo del retablo, cuya identidad ha reflejado el boletín sin acudir a otro distingo que no sea la calidad y el trabajo.
Por tanto, un boletín que no quiere quedarse solamente en el terreno virtual, ni personal,  precisa por parte de la institución y de los destinatarios a quienes va dirigido, de una acción tan definitiva como comprometida. A pesar del bienio de vida ninguna de estas necesidades ha sido cubierta de manera fundamental, más allá de los buenos comentarios y una exigua contribución financiera.
El aporte real de Lente… quedará, trascendidos los tanteos primeros  ha recibido el aplauso unánime de todos los que han entrado en contacto con él. El aporte pudiera parecer de pequeña estatura, ante tantos e imprescindibles legados artísticos dentro del teatro de figuras, pero así es como comienzan a volverse ciertas las gestiones que provienen del alma y se instalan en el devocionario ético y estético de la patria.
Le decimos adiós a Lente titiritero con la ilusión de que solo sea un pequeño alto en el camino, con la idea de que aparecerán nuevos y definitivos apoyos. ThayD Martínez, su diseñadora, María Laura Germán, su editora fundadora, el propio Julito y yo mismo como colaborador, no nos resignamos a perder lo ganado. Ojalá se hagan eco de esta noticia aflictiva los amigos de la Isla y el mundo que han creído en los disparos  iluminados de las pasadas y futuras instantáneas. Va y tal vez no sea este el último click.