Con asombro he leído la entrevista o reportaje que se publicó este
jueves 10 de diciembre en la sección cultural del Periódico Girón, órgano que
respeto mucho porque es lo que en el futuro asegura la memoria histórica de la
Atenas de Cuba.
Es por ello que me encuentro ante la disyuntiva de criticar o
esclarecer un error histórico que puede parecer poco importante pero en
realidad desvirtúa la obra de la revolución en relación con el enfoque de
género.
Hago un recuento de cómo surge la corresponsalía de la Televisión en la
provincia de Matanzas.
En el mes de agosto de 1982 José Manuel Castillo, en ese entonces
miembro del buró provincial del partido que atendía la esfera de los medios, solicita
personal para ocuparse de una futura corresponsalía de la TV que se iba
a abrir en todo el país y que debía llevar un chofer, un camarógrafo con un
sonidista y un periodista. De hecho en la provincia por su extensión
territorial existían tres camarógrafos
con cámaras de películas: Guillermo Miró Perdomo y su hijo Nivaldo Miró Pagés
así como Efraín en la zona de Jagüey Grande, todo adscripto a Radio 26 y
que eran asistidos por periodistas de los diferentes órganos de prensa que
radicaban en la provincia.
El embrión de aquel experimento
comenzó con Mariano García como chofer, los camarógrafos Guillermo y Nivaldo
Miró y como periodista Ana Valdés Portillo. Es necesario aclarar que era la
primera vez que una persona residente en una provincia trabajaba para una
entidad en la capital del país por lo que hubo dificultades para cobrar el
salario desde esa fecha hasta febrero de 1983 en que con carácter retroactivo
recibí el salario de tres meses pagado en la capital.
En 1983 cuando se aprueba nacionalmente la creación de las
corresponsalías hubo de prepararse curso de camarógrafos para asumir la nueva
tecnología de video tape y de adiestramiento para los que en provincia nunca
habían trabajado el medio pero como yo ya trabajaba en el medio no me hacía
falta, además estaba de licencia de maternidad. Ahí es donde se envía a Nelson Barrera
a pasar el curso aunque él sólo era auxiliar de redacción y la plaza era para
periodistas.
Explico, esto para que se entienda que omitir a Nivaldo Miró y a Ana
Valdés Portillo – y quiero pensar que es un error por desconocimiento de quien dio el dato y no
por omisión voluntaria que implicaría una doble discriminación-- fui la única
mujer periodista y fundadora que durante casi 20 años defendió junto a Nelson
la aparición de la provincia de Matanzas en todas sus esferas en los medios y
programas nacionales.
Juan Carlos Migoya, se incorporó al colectivo a mediados de la década
de los años 90 cuando Miró se había jubilado y Nivaldo pasó a trabajar al
turismo. El escrito de referencia dice que TV Yumurí nace a partir de valiosos
compañeros que trabajaban en la corresponsalía, y es cierto, porque ya Migoya
trabajaba con nosotros cuando se abre el telecentro y además teníamos a un
editor que no recuerdo su nombre ahora y que estuvo poco tiempo con nosotros.
No me preocupa mucho que se haya olvidado mencionarme pero sí que el error histórico se
multiplique porque si hubo ---y muchas
personas hoy me llamaron para preguntarme por qué la omisión-- representación
femenina en la televisión matancera
con esta negra alta y gruesa que todos conocen en la provincia, el país y allende los mares por su destacado trabajo
--(Soy la única trabajadora de ese centro que ostenta la condición de Vanguardia Nacional de
TV Yumurí hasta la fecha)-- en el medio
para reflejar los éxitos de la revolución en mi amada provincia.
No robo más tiempo pero espero que los amigos del Periódico Girón puedan enmendar el error de
alguna manera para que las futuras generaciones sepan que fue lo que hubo
ciertamente. Discúlpenme que haya abusado de tu tiempo. Me pareció que era
necesario reparar el pequeño dislate.
Ana Valdés Portillo.