
Pienso
que la memoria humana es patrimonio exclusivo de aquellos que la veneran…por
eso me resultó interesante recordar el surgimiento de quienes hoy dan luz al
desarrollo del arte titiritero en Matanzas, Cuba y el Mundo.

Luego
de finalizada la función de Pinocho Corazón de Madera ambos; Rubén y Zenén,
recibían el premio Omar Valdés que otorga la UNEAC por la obra de la vida y Alberto García, su presidente en Matanzas entregó a
los premiados el certificado que oficializa el lauro.

Justo
reconocimiento que agradecieron con la emoción del deber cumplido y el
compromiso de hacerlo cada vez mejor. El público y yo así lo sentimos…
En
ese momento pensé que a Pinocho le creció la nariz por decir mentiras, pero Rubén
y Zenén crearon una verdad incuestionable con Teatro de las estaciones para
bien del rescate del títere nacional y ese arte ancestral de los titiriteros.
Hacer es la mejor manera de decir y para ellos la creación artística es un
sacrificio agradable que sólo tiene éxito si se investiga, se profundiza y perfecciona
tanto la teoría técnica como la practica… Enhorabuena y felicidades para
quienes hacen de la perfección su credo cotidiano.
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